Neuquén
Milei y la orfandad del peronismo en Neuquén
El candidato de diputado nacional Pablo Todero sacó 17 mil votos menos en la crueldad del corte de boleta. ¿Quién conduce el proyecto de remontar en la provincia?

El triunfo arrasador de Javier Milei en las PASO pone varios interrogantes a la estrategia de reconstrucción de Unión por la Patria para la elección general del 22 de octubre. En Neuquén, el peronismo aún no logra enderezar el barco que parece no tener brújula, en un mar lleno de tempestades.
Han sonado algunas alarmas y solo alguna catarsis militante en las redes sociales.
¿Quién se hace cargo de la derrota? La pregunta que circula en las redes internas del PJ neuquino está lejos de ser un reproche, pero pone sobre la mesa la urgencia de definir un nuevo cuerpo técnico especial, para una pelea compleja a nivel nacional y que al menos pueda sostener un diputado en el Congreso Nacional.
En la provincia, no sólo el MPN padeció la fuga de votos de la boleta corta, por no tener un candidato presidencial atado a esa estrategia. También el peronismo sufrió el mal de la tijera en el cuarto oscuro. Con nombre y apellido.
Pablo Todero, precandidato a diputado nacional, se nutría de los votos de los presidenciales para hacer una elección que lo deje en una posición expectante, pero no logró capitalizar ese beneficio.
Iba con las boletas de Sergio Massa y Juan Grabois y quedó en un cómodo segundo lugar como candidato. Peor aún, la coalición quedó en tercer lugar.
Los números son llamativos. Todero perdió 17.016 votos en la boleta de Unión con la Patria, pese a que los dos candidatos le sumaron sufragios. Sacó 61.008 votos, con el 16% de los electores. Arriba quedó Juntos por el Cambio.
Se tomaron el trabajo de cortar la boleta para colocar otro candidato a diputado nacional. O lo que es más extraño, directamente pusieron una boleta presidencial en la urna.
Unión por la Patria obtuvo 79.024 votos, con el aporte de 57.483 sufragios mayoritarios de Massa, quien se impuso en las PASO local y los 21.541 de Grabois, el representante del kirchnerismo más duro.
El PJ neuquino viene maltrecho con el debate interno que tiene por la irrupción del gobernador electo, Rolando Figueroa, y un grupo de militantes de la agrupación Evita y La Jauretche, al espacio Neuquinizate.
Pero la magra elección de estas PASO parece no haber despertado de la modorra a una dirigencia que que precisa elaborar una estrategia para remontar el resultado.
El diputado provincial Darío Peralta, se refirió a la situación, en términos generales.
“Pudimos contarle a nuestro electorado cuál es nuestro propósito, cuál es nuestro proyecto político y hemos sido los únicos que hemos salido a contarles eso a nuestros vecinos y vecinas en nuestra provincia del proyecto político que representamos y que llevamos adelante, así que en ese sentido muy conforme con lo que hicimos”, sostuvo en declaraciones a la prensa.
Sergio Massa pasó a la elección general, con magros resultados. La estrategia en Neuquén distó de ser la mejor, incluso con dos mesas “Massa Presidente”, que trabajaron por separado.
El PJ neuquino, en la cabeza formal de Darío Martínez, que es el órgano natural de conducción y puesta en orden de una campaña, quedó desteñido.
Con la excusa de que no era una campaña atractiva y de un pronóstico de abstencionismo (que no fue) el desencanto lo capitaliza Milei, que en la Provincia cosechó el 39% de los votos.
La militancia no tiene un lugar donde reportarse, ni los dirigentes un grupo a quién dirigirse con un mensaje claro. Cada uno parece estar en su juego, mientras el agua corre por el mismo cauce.
¿De ser así, porqué se revertiría el resultado de las PASO?
¿Quién se pondrá a hablar con todos los sectores en estos meses? ¿Quién reconstruye el tejido político roto por las internas domésticas?
La estrategia laissez faire (de hacer, dejar pasar) a la que está acostumbrada parte de la dirigencia peronista cada vez que tiene garantizado un cargo, está llegando a su fin. El agua está llegando al cuello y no hay salvavidas, la dirigencia peronista no tiene otra alternativa que nadar y ponerse una campaña al hombro, pero pocos quieren ponerse al frente.