boca de pozo
Como en el PJ: la CGT se mostró unida a pesar de las fracturas internas
Muchas tensiones resueltas entre pocos dirigentes y un silencio que resonó en San José 1111.
El congreso de la CGT que consagró a las nuevas autoridades son una radiografía de una Central obrera que hizo esfuerzos por mostrarse unida pero muestra numerosas fracturas internas.
La CGT ratificó una conducción tripartita integrada por Cristian Jerónimo (Vidrio), Jorge Sola (Seguros) y Octavio Arguello (Camioneros). La definición fue el final de una jornada con muchas tensiones, a veces resueltas entre pocos dirigentes y un silencio que resonó en San José 1111: no hubo referencias a Cristina Fernández de Kirchner, presidenta del PJ con prisión domiciliaria, salvo por la frase del anfitrión José Luis Lingeri: “No somos kukas ni comunistas, somos peronistas”.

En la interna, l0s gremios cercanos al Instituto Patria tampoco fueron los más favorecidos, como tampoco lo fueron las mujeres, cuyo peso específico en el mercado laboral no se tradujo con una silla en el triunvirato. Una situación similar ocurrió con los trabajadores informales: si bien la Unión de Trabajadores de la Economía Popular estuvo presente en el congreso, no tuvieron derecho a voto.
Mujeres fuera del triunvirato
Pese a los amagues, no hubo mujeres en la secretaría general. Sonaron nombres —Maia Volcovinsky entre ellos—, hubo actos, apoyos y fotos, pero no alcanzó. En el llano, algunas mujeres sindicalistas entonaron: “No vinimos por la foto, no servimos el café, queremos a las compañeras conducir la CGT”.
Desde el gremio de Vialidad, Graciela Aleñá planteó la grieta sin eufemismos: “La de las mujeres es otra lucha que se tendrá que dar… si no nos unimos, no vamos a llegar a nada”.
Resultado: paridad acotada en secretarías, participación activa en áreas de gestión, pero ninguna trabajadora en el máximo órgano de conducción. Un contraste fuerte con la etapa de paros feministas, los reclamos por cuidados y los derechos previsionales que ocupaban varios renglones en algunas agendas sindicales de hace unos años atrás.
El mensaje de Jerónimo: antireforma laboral y reconstrucción de mayorías
En su estreno, Cristian Jerónimo, el triunviro más joven endureció el discurso: “No vamos a retroceder ni un paso en derechos adquiridos”, dijo para rechazar la reforma laboral con la que avanza el Gobiero Nacional. El gremialista, enmarcó la estrategia en reconstruir representatividad federal y mayorías sociales, con un perfil combativo, pero abierto al diálogo: “Esta CGT se va a sentar donde sea necesario para discutir”, matizó.
Presión al oficialismo ante la reforma laboral; y puentes con gobernadores e intendentes para sostener músculo territorial y la negociación parlamentaria.
La UTEP adentro… pero sin lapicera
La UTEP, que nuclea a trabajadores de la economía popular, estuvo en primera fila pero sin congresales ni voto. Alejandro “Peluca” Gramajo lo sintetizó dijo en diálogo con el portal InfoGremiales que “en la práctica ya estamos integrados”. Pero es una práctica que no incluye «elegir», aunque sea en términos formales a las autoridades, y tampoco queda claro que hayan tenido incidencia real en las negociaciones políticas que consagraron al tridente que deberá resistir a los embates del Gobierno.
Cómo quedaron los distintos sectores en la nueva CGT
El reparto dejó menos lugares estratégicos para sindicatos alineados con el Instituto Patria. SMATA quedó con una vocalía, La Bancaria retuvo Administrativa y la UOM se quedó con la Gremial. El organigrama muestra una CGT formalmente unida, pero con muchos quiebres internos. Desafiada por el gobierno y el establishment, y reacia a dar una discusión franca sobre su crisis de representatividad.
La ausencia de mujeres en el triunvirato y la marginalidad en la que dejan a los trabajadores de la economía popular que se organizan, da cuenta de una CGT que mira de reojo a la mitad del mercado de trabajo y parece añorar el pasado en un punto en el que no necesariamente fue mejor.






