El Nuevo Cierre del Gobierno de EE. UU.

Estados Unidos se encuentra nuevamente al borde de un cierre de gobierno (government shutdown), el primero en seis años, debido a un intenso enfrentamiento partidista en el Congreso. Si demócratas y republicanos no logran un acuerdo antes del primer minuto del miércoles (30 de septiembre de 2025), la maquinaria federal cesará operaciones, lo que tendrá un impacto directo en cientos de miles de trabajadores y en la economía nacional.

¿Qué es el Cierre de Gobierno (Shutdown) y Qué lo Causa?

Un cierre de gobierno ocurre en Estados Unidos cuando el Congreso no logra aprobar una ley de asignaciones o gastos (appropriations bill) antes de que expire el financiamiento federal actual. Bajo la ley estadounidense, las agencias federales no esenciales deben suspender sus operaciones y a su personal, ya que carecen de autoridad legal para gastar dinero.

Las Causas Políticas Profundas del Conflicto

El actual impasse es mucho más que una simple disputa presupuestaria; es una batalla ideológica centrada en la sanidad pública, la inmigración y el equilibrio de poder en Washington:

1. La Lucha por la Salud Pública (ACA y Medicaid): Los demócratas han condicionado su voto a la extensión inmediata de los subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA) (conocida como Obamacare), los cuales permiten a millones de personas comprar seguros médicos. También exigen revertir los recortes a Medicaid (el seguro médico para la clase baja) promovidos por los republicanos. Para los demócratas, este shutdown es una rara oportunidad para plantar cara a Trump y restablecer programas de sanidad enteros.
2. El Armamento de la Inmigración: El presidente Trump ha usado la inmigración como contrapunto, acusando a los demócratas de ser los culpables del cierre por querer financiar la atención médica gratuita para inmigrantes indocumentados. Esta retórica busca movilizar a su base.
3. El Juego del Poder (Leverage): La estrategia republicana es forzar a los demócratas a aceptar una extensión de financiación «limpia» (sin sus demandas de salud), bajo la amenaza de infligir un «sufrimiento masivo» a través de los despidos y recortes de programas, incluyendo la posibilidad de eliminar permanentemente puestos federales en lugar de solo suspenderlos, un riesgo que no existía en cierres anteriores.

Implicaciones y Efectos del Cierre: ¿Qué Cierra y Qué Sigue Abierto?

Los efectos de un cierre se desarrollan por etapas y varían drásticamente de un departamento a otro:

Cierres y Suspensiones

• Servicios No Esenciales: Los cierres más visibles son los de museos y monumentos. Quienes planeen visitar un Parque Nacional o la Explanada Nacional pueden encontrarse con puertas cerradas y carteles de prohibido el paso.
• Servicios Burocráticos: Se esperan retrasos en audiencias de inmigración y en la aprobación de préstamos federales para viviendas y pequeñas empresas.
• Personal Afectado: Alrededor de 750.000 trabajadores federales que no se consideran esenciales serán suspendidos (furloughed). Su nómina queda suspendida mientras dure el cierre.

Servicios Esenciales que Continúan Operando

• Gasto Obligatorio: Las prestaciones del Seguro Social y Medicare (que se consideran gastos «obligatorios») y el Servicio Postal (que se autofinancia) deberían seguir funcionando.
• Personal «Exento»: Aquellos designados como «esenciales» o «exentos» deben permanecer en sus puestos, aunque no cobren hasta que se resuelva la financiación. Estos incluyen:
  • Militares en servicio activo.
  • Controladores aéreos y agentes de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA).
  • Agentes del FBI, de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, y el Servicio Secreto.

Compensación Salarial: Aunque los trabajadores esenciales deban trabajar sin sueldo inicialmente, una ley aprobada tras el cierre de 2018 garantiza que los atrasos salariales se paguen automáticamente a todos los empleados federales (suspendidos y exentos) una vez que el gobierno reabra.

Impacto Adicional y Escenario de Duración

Tribunales Federales y Contratistas

• Poder Judicial: Los tribunales federales, aunque sujetos a asignaciones, esperan seguir operando a pleno rendimiento hasta el 3 de octubre. Si el cierre se prolonga, podrían tener que limitar su trabajo a circunstancias de emergencia, afectando el calendario de numerosos casos, incluidos aquellos que impugnan políticas del gobierno de Trump.
• Contratistas: Los contratistas federales (empresas, organizaciones sin fines de lucro) no están cubiertos por la ley que garantiza los atrasos salariales. Su capacidad para capear el temporal depende del calendario de desembolso de los pagos que les haga el gobierno federal antes del shutdown.

La Lógica de la Duración

¿Cuánto durará? El cierre solo termina cuando el Congreso aprueba una ley de asignaciones. Los republicanos controlan ambas cámaras, pero necesitan al menos siete votos demócratas en el Senado (60 votos en total) para superar el obstruccionismo y reabrir el gobierno.

El último gran cierre, de 35 días (diciembre de 2018 a enero de 2019) bajo Trump, estableció un récord. Históricamente, la presión ciudadana (como la ralentización en los aeropuertos causada por ausencias de personal en 2019) ha sido un factor clave para obligar a los legisladores a ceder. Sin embargo, la amenaza de Trump de ordenar despidos permanentes si el gobierno cierra introduce una nueva e incierta repercusión a largo plazo.

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Historia de los Cierres de Gobierno en EE. UU.

Los estancamientos presupuestarios han sido una táctica política frecuente en Washington.

• El Cierre más Largo: Ocurrió durante el primer mandato de Donald Trump, de diciembre de 2018 a enero de 2019, y duró 35 días. La causa principal fue la exigencia de Trump de fondos para su muro fronterizo.
• Otros Cierres Notables: Otro cierre ocurrió en enero de 2018 (3 días) también bajo Trump. Previamente, hubo un cierre de 16 días en octubre de 2013 bajo Barack Obama, causado por un intento republicano de desmantelar el ACA, y un cierre de 21 días entre diciembre de 1995 y enero de 1996 bajo Bill Clinton.

Cierre: El Dilema de la Parálisis

El shutdown inminente en Washington no es un mero fallo administrativo; es la manifestación de una polarización extrema donde la política de confrontación ha triunfado sobre la gobernabilidad. Al usar la financiación federal como rehén, la ciudadanía se convierte en una víctima colateral de una lucha ideológica que trasciende el presupuesto.

El costo real no se medirá solo en los $11 mil millones de dólares que el último cierre restó al PIB, ni en los sueldos atrasados de 750.000 empleados, sino en la erosión de la confianza pública. La amenaza de que servicios vitales, desde los parques nacionales hasta los tribunales federales, se detengan, subraya la vulnerabilidad del Estado ante el capricho partidista.

Mientras el presidente Trump y los líderes demócratas se culpan mutuamente y se atrincheran —unos para desmantelar la salud pública, otros para defenderla— se refuerza la idea de que la administración del país es un juego de alto riesgo. La pregunta ya no es si el gobierno puede cerrar, sino cuánto daño institucional y económico será aceptable para cada parte en su obsesión por ganar la próxima batalla política.

El final de este shutdown no será un acuerdo, sino un cese al fuego forzado por la presión, dejando una administración pública más débil y una democracia más fracturada.